domingo, 27 de febrero de 2011

HOMILIA DEL NUNCIO APOTÓLICO, MONS. ADRIANO BERNARDINI

LA CÁTEDRA DE SAN PEDRO (22/02/2011)
Homilía del Nuncio Apostólico, Mons. Adriano Bernardini, en la misa de apertura de la Asamblea de las
OMP (Buenos Aires, 22 de febrero de 2011)
Es con verdadero placer que una vez más me encuentro en esta Sede de las Pontificias Obras
Misioneras, para reunirme con todos ustedes tan empeñados en este apostolado. A todos auguro un nuevo
año de trabajo en el espíritu de la Liturgia de hoy, festividad de la Cátedra de San Pedro, y sobre todo en el
trozo del Evangelio que acabamos de leer.
“Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no
prevalecerá contra ella” (Mt. 16,18)
Este texto de Mateo contiene dos elementos muy importantes:
-El primado de pedro y el de sus Sucesores en la Iglesia, que Cristo ha fundado, y por lo tanto del
Santo Padre;
-La asistencia de Jesús a su Iglesia contra las fuerzas del mal.
Damos por descontado el primer punto, fundamental para la Iglesia, porque sin este primado de Pedro
y la comunión con el mismo, no existe la Iglesia Católica. Permítanme, en cambio, algunas reflexiones sobre el
segundo punto: las fuerzas del Mal, que Mateo llama “el poder de la Muerte”.
Asistimos hoy a un ensañamiento muy especial contra la Iglesia Católica en general y el Santo Padre en
particular. ¿Por qué todo esto? ¿Cuál es el motivo principal? Lo podemos enunciar en pocas palabras: ¡Es la
Verdad que nos da el Mensaje de Cristo!
Cuando esta Verdad no se opone a las fuerzas del mal todo va bien. En cambio, cuanto presenta la
mínima oposición, surge una lucha que se hace calumnia, odio e incluso persecución contra la Iglesia y más
específicamente contra la persona del Santo Padre.
Veamos algún punto de la historia, que es “la maestra de la verdad”.
Los años inmediatamente subsiguientes al Vaticano II transcurren en una euforia general para la Iglesia
y en consecuencia para el Papa. Pero es suficiente la publicación de la “Humanae Vitae”, con la que el
Santo Padre confirma la doctrina tradicional, en base a la cual el acto conyugal y el aspecto procreativo no
pueden ser lícitamente separados, que estallan las críticas mas feroces contra Pablo VI, que hasta aquel
momento había agradado al mundo. Sus simpatías por Jacque Maritain y por el humanismo integral habían
abierto las esperanzas de los ambientes modernistas internos a la Iglesia y al progresismo político y
mundano.
Lo mismo se repite más veces en el largo pontificado de Juan Pablo II. Cuando es elegido, las élites
culturales occidentales están fascinadas por la lectura marxista de la realidad. Juan Pablo II no se adapta a
este embarazoso conformismo cultural y traba con el comunismo un duelo muy duro, que lo lleva sin más a
ser un blanco físico de un oscuro proyecto homicida.
Lo mismo le sucederá siempre a Juan Pablo II con respecto a la Bioética, sobre todo con la publicación
de la “Evangelium Vitae” del 1995, un compendio sólido y sin detracciones sobre las principales cuestiones
de la vida y de la muerte.
Y ahora, siempre por el amor a la “Verdad verdadera y Evangélica”, el blanco se ha vuelto
sobre Benedicto XVI. Ya marcado con desprecio en los años precedentes como “guardián de la fe”, apenas
elegido, acogido de inmediato por los comentaristas de todo el mundo con una mezcla de sentimientos, que
iban de la rabia al miedo, al verdadero y propio temor.
Ahora, una cosa es cierta: El Papa Benedicto imprimió a su pontificado el sello de continuidad con la tradición
milenaria de la Iglesia y sobre todo de purificación. Sí, porque a la inseguridad de la fe siempre le sigue la
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ofuscación de la moral.
En realidad, si queremos ser sinceros, debemos reconocer que año tras año ha aumentado, entre
teólogos y religiosos, hermanas y obispos, el grupo de cuantos están convencidos que la pertenencia a la
Iglesia no comporta el conocimiento y la adhesión a una doctrina objetiva.
Se ha afirmado un catolicismo “ á la carte”, en el cual cada uno elige la porción que prefiere y rechaza
el plato que considera indigesto. En la práctica un catolicismo dominado por la confusión de los roles, con
sacerdotes que no se aplican con empeño a la celebración de la Misa y a las confesiones de los penitentes,
prefiriendo hacer otra cosa. Y con laicos y mujeres que buscan sustraer un poco por vez, el lugar al
sacerdote para ganarse un cuarto de hora de celebridad parroquial, leyendo la oración de los fieles o
distribuyendo la comunión.
He aquí que el Papa Benedicto, precisamente por su fidelidad a la “Verità” hace una cosa que escapó
a la atención de muchos comentaristas: trae de nuevo, integralmente, el credo en la fórmula del concilio de
Constantinopla, es decir en la versión normalmente contenida en la Misa. El mensaje es claro: recomenzamos
de la doctrina, de los contenidos fundamentales de nuestra fe. “Sí, porque -escribe el teólogo y Pontífice
Ratzinger- el primer anuncio misionero de la Iglesia hoy es puesto en peligro por teorías de tipo relativista,
que entienden justificar el pluralismo religioso, no solo “de facto”, sino también “de jure”.
La consecuencia de este relativismo, explica el futuro Benedicto XVI, es que se consideren superadas
una serie de verdades, como por ejemplo: el carácter definitivo y completo de la revelación de Cristo; la
naturaleza de la fe teologal cristiana con respecto a la creencia en las otras religiones; la unicidad y la
universalidad salvífica en el misterio de Cristo; la mediación salvífica universal de la Iglesia; la subsistencia en
la Iglesia Católica de la única Iglesia de Cristo.
He aquí, por lo tanto, la Verdad como causa principal de esta aversión y diría casi persecución al Santo
Padre. Una aversión que tiene como consecuencia práctica su sentirse solo, un poco abandonado.
¿Abandonado de quién? ¡He aquí la gran contradicción! Abandonado por los opositores a la Verdad, pero
sobre todo de ciertos sacerdotes y religiosos, no sólo Obispos, pero no de los fieles.
Así el clero está atravesando una cierta crisis, en el episcopado prevalece un bajo perfil, no obstante los
fieles de Cristo están aún con todo su entusiasmo. Obstinadamente continúan rezando y van a Misa, a frecuentar
los sacramentos y a rezar el rosario. Y sobre todo esperan en el Papa. Hay un sorprendente punto de
solidez entre el Papa Benedicto y el Pueblo, entre el hombre vestido de blanco y las almas de millones de
cristianos. Ellos entienden y aman al Papa. ¡Esto porque su fe es simple!. Por otra parte es la simplicidad la
puerta de ingreso a la Verdad.
Durante esta Celebración Eucarística pidamos al buen Dios y a la Virgen poder formar parte, también
nosotros de este tipo de cristianos.
Mons. Adriano Bernardini, Nuncio Apostólico
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viernes, 11 de febrero de 2011

HISTORIA DE LOURDES Y MILAGROS

Nuestra Señora de Lourdes
11 de Febrero


El 8 de diciembre de 1854, el Papa Pío IX había definido el dogma de la Inmaculada Concepción de la Virgen María. Como queriendo indicar que el cielo ratificaba lo que había hecho en la tierra el Vicario de Jesucristo, el 11 de febrero de cuatro años después (1858), la Virgen María se aparecía a la niña Bernardita Soubirous. Y lo hizo dieciocho veces en total... En la abertura de la roca de Massabielle se alza ante su vista una joven, inmóvil y silenciosa; "tan bella que cuando se la ha visto una vez, se querría morir para volverla a ver". Vale la pena escuchar a ella misma relatar, con su gran ingenuidad, lo que allí pasó:

"Cierto día fui a la orilla del río Gave a recoger leña con otras dos niñas. Enseguida oí como un ruido. Miré a la pradera, pero los árboles no se movían. Alcé entonces la cabeza hacia la gruta y vi a una mujer vestida de blanco, con un cinturón azul celeste y sobre cada uno de sus pies una rosa amarilla, del mismo color que las cuentas de su rosario. Creyendo engañarme, me restregué los ojos; pero alzándolos, vi de nuevo a la joven, que me sonreía y me hacía señas de que me acercase. (..) "
"Entonces se me ocurrió rezar y metí la mano en el bolsillo para buscar el rosario. Me arrodillé. Vi que la joven se santiguaba... Mientras yo rezaba, ella iba pasando las cuentas del Rosario (..) Terminado el rosario, me sonrió otra vez, se elevó un poco y desapareció. (..) Aquella Señora no me habló hasta la tercera vez...

Vale la pena recordemos un poco a Santa Bernardita Soubirous. Nació el 1844 y fue la mayor de seis hermanos. Era una chica sencilla, sin apenas preparación ni cultura pues sus padres, sumamente pobres, no pudieron enviarla a hacer estudios especiales. En la tercera aparición le dijo la Virgen María: "No te haré feliz en este mundo sino en el otro". Y se cumplió. No fue en su vida ni seglar ni religiosa llevada en palmitas como se podría suponer.


El día once de febrero de aquel año 1858 cayó en jueves. Era un día crudo de invierno. Bernardita acompañada de su hermana Toneta y su amiguita Juana, marchan para ver si encuentran leña para calentarse en la lumbre. Su madre le había encargado a Bernardita que, como gozaba de poca salud y se constipaba enseguida, procurase no mojarse los pies. Su hermana y Juana cruzaron el riachuelo. Ella se quedó sola y es entonces cuando llegó la aparición que ya hemos visto relatada de su pluma...
Cuando volvieron Toneta y Juana les preguntó Bernardita: ¿"Habéis visto algo?" Bernardita estaba radiante, y ellas, todo curiosas, le preguntaron: ¿"Y tú, qué has visto?"... Con gran sigilo, y no sin antes hacerles prometer que a nadie lo dirían, les refirió la visión que había tenido... Pero... llegadas a casa todo se descubrió. El calvario que esperaba a la pobre Bernardita no es fácil describirlo en pocas líneas. Le prohibieron volver a la gruta, pero impulsada por una fuerza interior, allí acudió y allí vio a la Virgen dieciocho veces. En la sexta, el 21 de febrero, "dirigió un momento la mirada por encima de mi cabeza, para recorrer el mundo. Después, volviéndola llena de dolor sobre mí, me dijo: "Ruega a Dios por los pecadores". Igualmente, varias veces, después: Penitencia, penitencia. En la undécima, este encargo: Vete a decir a los sacerdotes que hagan construir aquí una capilla,
Y dos días más tarde: Deseo que se venga aquí en procesión.
El 4 de marzo una madre sumerge a su hijo enfermo en el manantial nuevo, que se ha abierto paso al lado de la gruta; y proclama la primera su alegría, al sentir sano a su hijo.
El 25 de marzo "viéndola tan amable, le pregunté su nombre. Me sonrió. Se lo volví a preguntar, y volvió a sonreírse. Insistí de nuevo, y me dijo"Soy la Inmaculada Concepción". El 16 de julio, más hermosa que nunca, sonriendo con dulzura inefable, inclinó la cabeza en señal de despedida y desapareció".

Pronto aquel humilde paraje de Lourdes se hizo famoso en todo el mundo. Empezaron a acudir peregrinos venidos de todas partes, hasta ser un lugar de Peregrinación para Europa y otras partes del mundo. No hay duda de que es uno de los Santuarios más visitados y más venerados de todos los continentes. Allí han ido descreídos y han encontrado la fe. Enfermos de cuerpo y de alma, y han hallado la salud para ambas cosas o para una de los dos. Allí se respira una gran devoción, la presencia de Jesucristo en la Eucaristía, del amoroso perdón y de la actividad de la Mediadora de todas las gracias. Quien la visita una vez sale con el firme propósito de volver una y más veces para poder experimentar la presencia sobrenatural que allí se respira. Son muchos los milagros que desde la Gruta de Massabielle obra la Virgen María a cuantos acuden a Ella.

Cuando ocurre una curación de forma incomprensible, el médico responsable de la peregrinación, da cuenta de ello al doctor encargado de la oficina médica de Lourdes. Si el proceso indagatorio es positivo, el caso es elevado al Comité Internacional de Lourdes, con sede en París, compuesto por unos 30 facultativos de todas las especialidades y pertenecientes a diversas razas, ideologías, nacionalidades y creencias, incluso agnósticos. Y finalmente entra en juego la autoridad eclesiástica. El estudio en cada caso es minucioso, y para admitir el posible milagro, exige cuatro requisitos:

a) Dolencia incurable o curable sólo excepcionalmente.
b) Total ineficacia de los remedios empleados en su tratamiento.
c) Que haya sobrevenido de manera instantánea o casi instantánea.
d) Que haya sido absoluta.

Quien quiera más detalles puede consultar la sección "Curaciones y milagros" de la página web del santuario (http://www.lourdes france.com/hola.htm).
El diario francés "Le Monde" documentó en su edición del 22-23 de diciembre, el último milagro reconocido oficialmente en Lourdes, experimentado por el señor Jean Pierre Bely, francés de 66 años, enfermero, paralizado por una esclerosis múltiple.

El diario laico vespertino ofrece toda una página (la 12) con muchos detalles sobre esta curación, científicamente inexplicable, de una enfermedad que el señor Bely comenzó a sentir en 1972. Cuando fue de peregrinación a Lourdes, el 5 de octubre de 1987, había sido reconocido por el sistema sanitario francés con un grado de invalidez del cien por cien.
El milagro acaeció en octubre de 1987 cuando el señor Bely llegó a Lourdes en condiciones dramáticas, pues quienes lo acompañaban creían que no podría terminar el viaje. Al concluir la peregrinación, recibió la unción de los enfermos en la explanada del santuario. Cuando regresó a su casa tras la peregrinación, ya podía caminar. Hoy día han desaparecido prácticamente todas las secuelas de la enfermedad que parecía acabar con su vida. El doctor Patrick Fontanaud, médico que le atendió, agnóstico, reconoce abiertamente que no se explica científicamente lo que sucedió.
El doctor Patrick Theillier, jefe de la oficina médica de Lourdes, reveló a "Le Monde" que está a punto de concluirse el proceso de reconocimiento de otras dos curaciones milagrosas acaecidas en el santuario: una joven francesa de 25 años y una italiana de 60, ambas curadas en 1995.
Si los dos procesos concluyen positivamente, serían las curaciones número 67 y 68 reconocidas a lo largo de estos 145 años.

ORACIÓN PARA PEDIR LA SALUD DE LOS ENFERMOS

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré como vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos. ¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones innumerables en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo…(dígase el nombre del enfermo/a). Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más, alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios, prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.

Virgen de Lourdes, ¡ rogad por nosotros !.
Consuelo de los afligidos, ¡ rogad por nosotros !.
Salud de los enfermos, ¡ rogad por nosotros !.
Rezar tres Avemarías.

NUESTRA SEÑORA DE LOURDES

Oraciónes a Nuestra Señora de Lourdes

"Santísima Virgen de Lourdes,
que a ninguno desamparas ni desechas,
mírame con ojos de piedad y
alcánzame de tu Hijo perdón de mis
pecados para que con devoto
afecto celebre tu santa e Inmaculada Concepción,
en tu milagrosa imagen de Lourdes y
reciba después el galardón de la
bienaventuranza del mismo de quien eres Madre.
Amén."

jueves, 10 de febrero de 2011

LA CARTA DE AGHATA CHRISTIE AL PAPA PABLO VI

La carta le fue entregada a Pablo VI en octubre de 1971 por el Primado de Inglaterra, Mons. John C. Heenan, que también la avalaba. El Papa la leyó. Se sabe que terminada la lectura echó una mirada a los nombres de sus remitentes, más de ochenta representantes de la cultura del siglo XX. Uno de los primeros era el de la creadora de Hercules Poirot, y al verlo Pablo VI exclamó: «¡Oh, Agatha Christie…!» Fue suficiente. Sin seguir sobre el resto, asintió y dio curso al indulto. Esa fue la distinción que lo bautizaba… y “le daba doctrina”.

Francamente, no deja de ser exótico la fuerza que tuvo la novelista en aquel Papa que ya no necesitó examinar cualquiera otro nombre. El de Agatha Christie bastó finalmente para el placet papal. Su fama se sobrepuso a de Jacques Maritain o Francois Mauriac.

Cuando el muñidor de la reforma litúrgica, Monseñor Bugnini, recibió la orden de expedir el Indulto, de su coleto -cosas que solían pasar con el papa Montini- lo corrigió con una nota marginal solicitando se evitara darle publicidad. A lo que los ingleses no hicieron el menor caso y en pocos años sus templos -en especial el Brompton Oratory, de Londres-, se llenaron con fieles de todo el mundo… para oír “la Misa”.

La carta.
Leamos ahora su traducción con:

“Si algún decreto insensato llegase a ordenar la destrucción total o parcial de las basílicas o las catedrales, obviamente serían las personas beneficiadas por la cultura -cualesquiera fuesen sus creencias personales-, quienes se alzarían horrorizadas en oposición a una posibilidad tal. Ahora el hecho es que las basílicas y catedrales fueron construidas para celebrar un rito que, hasta hace unos meses, constituía una tradición viva. Nos estamos refiriendo a la Misa Romana Tradicional. Aún así, de acuerdo a las últimas informaciones provenientes de Roma, existe un plan para hacer desaparecer dicha Misa hacia fines del año en curso. Uno de los axiomas de la publicidad contemporánea, tanto religiosa como secular, es que el hombre moderno en general, y los intelectuales en particular, se han vuelto intolerantes a toda forma de tradición y están ansiosos por suprimirlas y poner alguna otra cosa en su lugar. Pero, como muchas otras afirmaciones de nuestras máquinas publicitarias, este axioma es falso. Hoy, como en los tiempos pasados, la gente culta está a la vanguardia, allí donde es necesario el reconocimiento del valor de la tradición, y son los primeros en dar la voz de alarma cuando ella es amenazada. No estamos considerando en este momento la experiencia religiosa o espiritual de millones de individuos. El rito en cuestión, en su magnífico texto latino, ha inspirado una pléyade de logros artísticos invalorables, no sólo obras místicas sino la de poetas, filósofos, músicos, arquitectos, pintores y escultores de todos los países y épocas. De este modo pues, el Rito pertenece a la cultura universal, tanto como a los hombres de Iglesia y a los cristianos formales. En la civilización materialista y tecnocrática de hoy con su creciente amenaza para la mente y el espíritu en su expresión creativa original -la palabra- parece especialmente inhumano privar al hombre de formas verbales que han alcanzado su más excelsa manifestación. Los firmantes de este pedido, que es completamente ecuménico y apolítico, proceden de cada una de las ramas de la cultura europea y de otras partes, quieren llamar la atención de la Santa Sede sobre la apabullante responsabilidad en la que incurriría en la historia del espíritu humano si se negara a permitir la subsistencia de la Misa Tradicional, incluso aunque esta subsistencia tuviera lugar junto con otras formas litúrgicas”.

Los firmantes:

Harold Acton (escritor), Vladimir Ashkenazy (pianista), John Bayler, Sir Lennox Berkeley (compositor), Maurice Bowra (académico), Agatha Christie (escritora), Kenneth Clark (escritor e historiador), Nevill Coghill (escritor), Cyril Connolly (crítico literario y escritor), Sir Colin Davis (director sinfónico), Hugh Delargy (politico irlandés Partido Laborista), Robert Exeter, Miles Fitzalan-Howard (17º Duque de Norfolk), Constantine Fitzgibbon (historiador y novelista), William Glock (crítico musical), Magdalen Gofflin, Robert Graves (poeta y novelista), Graham Greene (escritor), Ian Greenless, Joseph Grimond (politico ingles Partido Liberal), Harman Grisewood (escritor), Colin Hardie, Rupert Hart-Davis (editor), Barbara Hepworth (escultora), Auberon Herbert (filósofo y miembro del Parlamento), John Jolliffe, David Jones, Osbert Lancaster (caricaturista), F.R. Leavis (crítico literario), Cecil Day Lewis (poeta), Compton Mackenzie (escritor nacionalista escocés), George Malcolm (director sinfónico), Sir Max Mallowan (arqueólogo y marido de Agatha Christie), Alfred Marnau, Yehudi Menuhin (violinista y director sinfónico americano), Nancy Mitford (novelista), Raymond Mortimer (escritor y crítico literario), Malcolm Muggeridge (periodista), Iris Murdoch (escritor y filósofo irlandés), John Murray, Sean O’Faolain (escritor irlandés), E.J. Oliver, Lord Oxford and Asquith, William Plomer (escritor sudafricano), Kathleen Raine (poetisa), Baron William Rees-Mogg (periodista y escritor), Sir Ralph Richardson (actor), John Ripon, Charles Russell, Rivers Scott, Joan Sutherland (soprano australiana), Philip Toynbee (escritor y periodista), Martin Turnell, Bernard Wall, Sir Patrick Wall (militar y miembro del Parlamento), Edward Ingram Watkin (escritor y político pacifista), R.C. Zaehner (académico), Jorge Luis Borges (escritor argentino), Giorgio De Chirico (pintor pre-surrealista griego), Elena Croce, Wystan Hugh Auden (poeta anglo-americano), Bresson Dreyer, Augusto Del Noce, Julien Green (escritor americano), Jacques Maritain (filósofo francés), Eugenio Montale (poeta italiano), Cristina Campo, François Mauriac (Premio Nobel de Literatura), Salvatore Cuasimodo (escritor italiano), Evelyn Waugh (escritor), Maria Zambrano (ensayista y filósofa española), Elémire Zolla, Gabriel Marcel (filósofo francés), Salvador De Madariaga (diplomático e historiador español), Gianfranco Contini (crítico literario y filólogo italiano), Giacomo Devoto (lingüista italiano), Giovanni Macchia (crítico literario), Massimo Pallottino (arqueólogo italiano), Ettore Paratore (latinista italiano), Giorgio Basan (escritor italiano), Mario Luzi (senador italiano), Guido Piovene (escritor y periodista italiano), Andrés Segovia (músico español).

Fuente:

http://www.argentinidad.org.ar/agatha-christie-doctora-de-la-igles

martes, 8 de febrero de 2011

PADRE PÍO

Espiritualidad
ORACIÓN DEL PADRE PÍO
DESPUÉS DE SU MISA

— recomendada para después de comulgar —


Quédate conmigo, Señor, porque es necesario tenerte presente para no olvidarte. Tú sabes con qué facilidad te abandono.

Quédate conmigo, Señor, porque soy débil y tengo necesidad de tu fortaleza para no caer tantas veces.

Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida y sin Ti disminuye mi fervor.

Quédate conmigo, Señor, porque Tú eres mi vida y sin Ti quedo en tinieblas.

Quédate conmigo, Señor, para mostrarme tu voluntad.

Quédate, Señor, conmigo, para que oiga tu voz y la siga.

Quédate, Señor, conmigo, porque deseo amarte mucho y estar en tu compañía.

Quédate conmigo, Señor, si quieres que te sea fiel.

Quédate conmigo, Señor, porque aunque mi alma sea tan pobre, desea ser para Ti un lugar de descanso, un nido de amor…

Quédate, Jesús, conmigo, porque se hace tarde y el día declina… Esto es, se acerca la muerte, el juicio, la eternidad…

Quédate conmigo; necesito redoblar mis fuerzas a fin de no desfallecer en el camino y para esto tengo necesidad de Ti.

Se hace tarde y viene la muerte.

Me inquietan las tinieblas, las tentaciones, las arideces, las cruces, las penas… ¡Cuánta necesidad tengo de Ti!

Haz que te conozca, como tus discípulos, al partir el pan. Esto es: que la unión eucarística sea la luz que disipe las tinieblas, la fuerza que me sostenga y la única alegría de mi corazón.

Quédate, Señor, conmigo, porque cuando llegue la muerte quiero estar unido a Ti, si no realmente por la Santa Comunión, sí al menos por la gracia y el amor.

¡Quédate, Jesús, conmigo! No te pido la divina consolación, porque no la merezco, pero el don de tu santísima presencia… ¡eso sí, te lo pido!

¡Quédate, Señor, conmigo! A Ti solo busco; tu amor, tu gracia, tu voluntad, tu corazón, tu espíritu, porque te amo y no quiero otra recompensa que amar.

Quiero un amor ferviente y profundo.

Quiero amarte con todo mi corazón, aquí en la tierra, para seguir amándote con perfección por toda la eternidad.

Así sea.

Escrito por CabildoAbierto