lunes, 24 de diciembre de 2012
miércoles, 5 de diciembre de 2012
VALOR Y FRUTOS DE LA MISA
1º El fruto general, del cual participan todos los fieles no excomulgados, vivos y difuntos, y especialmente los que asisten a la Misa y toman en ella parte más activa. 2º El fruto especial, del cual dispone el sacerdote en favor de determinadas personas e intenciones, con las que se ha comprometido en virtud del estipendio. 3º El fruto especialísimo, privativo del Sacerdote celebrante.
miércoles, 24 de octubre de 2012
FINES DE LA MISA
lunes, 22 de octubre de 2012
LA SANTA MISA
miércoles, 12 de septiembre de 2012
SANTO NOMBRE DE MARIA del blog Redentoristas Transalpinos
Fiesta del Santo Nombre de María
REDENTORISTAS TRANSALPINOS: CARTA A FAMILIARES Y AMIGOS
Nuestro día festivo.
pro omnibus quae retribuit mihi? "
por todo lo que ha dado a mí? "
lunes, 9 de julio de 2012
DÍA DE LA INDEPENDENCIA
Nos encontramos una vez mas para recordar y celebrar, la Declaración de la Independencia suscripta el 9 de julio de 1816 por 29 delegados asistentes al congreso llevado a cabo en Tucumán. Hacia casi 6 años, desde el 25 de Mayo de 1810 que la Nación se autogobernaba; cuando este mismo congreso celebro su 1era sesión el 24 de Marzo de 1816, los gobiernos patrios, establecidos en Buenos Aires durante la caída del gob. real en España y la invasión napoleónica, habían intentado extender su revolución en todo el virreinato; pero la independencia aún no había sido declarada y en concecuencia no existía constitución alguna. Al retornar Fernando VII al trono español y proceder a la preparación de expediciones a fin de reconquistar su imperio en América, y estando el Ejercito de los Andes preparado en Mendoza para cruzar a Chile y luchar contra las fuerzas realistas, como 1º paso del proyecto continental de San Martín para liberar a los pueblos de América.
Muchos líderes inclusive San Martín, así como Manuel Belgrano, creyeron que era esencial que dicha declaración se llevara a cabo a fin de clarificar la situación y de levantar el espíritu del pueblo. Los que proponían la Independencia sometieron el asunto a consideracion en una muy concurrida sesión que tuvo lugar el 9 de Julio, solicitando a los delegados su voto para que procedieran a dicha declaración. Recibieron una unánime respuesta afirmativa, redactando de inmediato en forma breve y directa, declarando a las Provincias Unidas de América independientes de Fernando VII, y de todos los futuros soberanos de España; en virtud de haber ellas reclamado su derecho de regirse así mismas; fue redactada por Narciso de Laprida delegado de San Juan quien actuaba de presidente, por Máximo Boedo vice; posteriormente siguieron las firmas de los otros delegados. El 21 de Julio con anterioridad a la ceremonia final de Tema de Juramento, Medrano propuso que en el artículo donde se afirmaba la independencia de Fernando VII, debería agregarce una clausula que rezara "y de cualquier otra denominacion extranjera" para desacreditar los rumores de que el congreso miraba con agrado el establecimiento de un príncipe o de que estaba involucrado de alguna manera en la amenazante invasión portuguesa.
No estará de mas reflexionar hoy sobre todo lo ante dicho; citando al Padre Castellani, podemos decir que "Independencia significa gobierno propio de una nación organizada, que se vindica para sí el atributo de la soberanía.
Soberanía significa el Poder máximo que incluye la potestad de legislar. Este poder no es un fin en sí; es un medio de conseguir el bien común, que es el fin ultimo de las sociedades humanas".
"Sociologicamente, Independencia significa: el estado de adultez que capacita a una nación a discernir su propio bien, a amarlo y a defenderlo. Los criollos de 1810 creyeron deber apoderarse del poder público, arrancándole a la corona de España; y como lo pensaron lo hicieron. Y ahora que está hecho seguirá hecho si nosotros somos capaces de seguirlo haciendo".
Pero el Poder es un medio y no es un fin.
Y los que aspiraron el poder en estas últimas décadas como un botín de conquista y no como factor de poder y de progreso, llevaron a la nación a esta actualidad que nos acongoja y nos entristece.
Pero la recuperación esta al alcance de nuestras posibilidades de reestablecer la soberanía.
El actual gobierno esta empeñado en la reconquista económica del país; lo cual es una empresa de importancia capital porque sin independencia económica no hay independencia política. Pero eso es solo una parte, porque lo que esta hipotecada es la soberanía moral, las de los valores que se han perdido. Se ha perdido la independencia cultural limando las bases de nuestra argentinidad.
Un día caminaba por nuestra Patagonia el señor Teodore Roosevelt, tío del que fuera presidente de los EE.UU, juntamente con el Perito Moreno. En medio de la charla dijo aquel: "Solo destruyendo su catolicidad sera posible hacer perder a este pueblo su argentinidad".
En las palabras del señor Roosevelt están sintetizadas las dos respuestas, la de la perdida de la soberanía y la de su recuperación.
Por consiguiente no habrá restauración de la Argentinidad sino se restauran los valores que simentaron nuestra Nación.
Para recuperar estos valores hay que restaurar la Patria. Como decía San Pío X restaurarloo todo en cristo. Por consiguiente no hay restauración de la patria sin la restauración de la misa en nuestros corazones.
(Este discurso fue pronunciado por el prof. Emilio Aboy en un colegio de Bella Vista en el año 2002 o 2003 para el acto de recordación del tema expuesto)
miércoles, 4 de julio de 2012
EL ESCAPULARIO VERDE
El 28 de enero de 1840, Sor Justina estaba en su retiro de noviciado y se encontraba orando en la Capilla del convento, cuando de pronto tuvo una aparición de la Santísima Virgen.
La Virgen Santísima se le apareció con un vestido largo de ceda blanca dejando al descubierto sus pies. Sobre su vestido un manto azul claro. Su cabello caía sobre sus hombros y no estaba cubierto por un velo. Sor Justina notó que las manos de la Virgen estaban cerca de su pecho y sostenían su Inmaculado Corazón, del cual salían llamas resplandecientes. La Virgen no trasmitió ningún mensaje.
Esta misma visión se repitió al final del retiro y en otras cinco ocasiones durante el curso de su noviciado. En ninguna ocasión la Virgen Santísima pronunció palabra alguna, sin embargo los detalles en cada una de las visiones fueron iguales.
Después de que Sor Justina hizo su profesión religiosa, la congregación la envió a un pueblo llamado Blangy, allí trabajaría con las Hermanas de su Orden. Al poco tiempo de haber llegado, la comunidad estaba reunida para celebrar la fiesta del Nacimiento de la Santísima Virgen María. Sor Justina se encontraba en oración meditando sobre la grandeza de esta celebración. De pronto tuvo una nueva visión, esta vez diferente a la de ocasiones anteriores.
La Santísima Virgen se le aparece vestida igual que en las otras ocasiones: con un vestido de seda blanca cubierto por el manto azul pálido, y en sus manos sosteniendo el Inmaculado Corazón, resplandeciente con las más intensas y deslumbrantes llamas que salían de él. Pero, tenía algo diferente: en su mano izquierda sostenía lo que parecía ser un Escapulario o insignia de alguna clase. A diferencia de otros Escapularios (como el carmelita, por ejemplo), éste tenía un sólo cuadrado de tela en lugar de dos. El cuadrado de tela estaba atado con cordones verdes. En él estaba una imagen de la Virgen de la misma forma en que se la había aparecido a Sor Justina en sus anteriores visiones, sosteniendo en su mano derecha su Inmaculado Corazón. Al voltear la imagen, la religiosa vio “un Corazón ardiendo con rayos más deslumbrantes que el sol y tan transparente como el cristal.”
Durante esta visión se le dio a conocer por una revelación interior el significado de esta aparición. Esta visión representaba un nuevo medio para alcanzar gracias: el Escapulario del Inmaculado Corazón. Este escapulario sería un poderoso instrumento para la conversión de almas, particularmente aquellas que no tienen Fe, y que por medio de él, la Santísima Virgen obtendría para ellos, mediante su Hijo, la gracia de una muerte en gracia de Dios. Se le hizo también saber, a la religiosa, el deseo de la Madre de Dios de que el escapulario fuese propagado por todas partes para que estas gracias particulares, lleguen a todas las almas que abracen esta devoción.
En apariciones subsiguientes la Virgen se apareció de la misma forma, insistiendo en que se propagara la devoción a este escapulario. Finalmente, los Escapularios se empezaron a fabricar y a ser distribuidos por las Hermanas en París, luego por toda Francia y fuera de ella. Con este fin, las Hermanas habían recibido la aprobación formal y el impulso necesario de Su Santidad, Papa Pío IX, en 1870.
La forma de este escapulario
Consiste en un trozo de tela verde, con una doble representación gráfica:En el anverso lleva la imagen de María, mostrando su corazón virginal, en el centro de su pecho, sosteniéndolo con sus manos inmaculadas. Su Corazón aparece traspasado por una espada y coronado de llamas. Este mismo Corazón, en gran tamaño, aparece en el reverso, rodeado por el óvalo que forma esta inscripción:
“Inmaculado Corazón de María, ruega por nosotros ahora y en la hora de nuestra muerte”
Presidiendo el óvalo de la inscripción figura una cruz de oro. El fin específico de este escapulario es la invitación a orar, a recurrir al Inmaculado Corazón de María con confianza y pedir, sobre todo, por los pecadores. Hay que recitar, nos dijo Sor Justina, por lo menos una vez al día la jaculatoria del reverso.
Don para los enfermos
Este escapulario ha sido dado por Nuestra Señora, particularmente como un don para los enfermos. Se le puede poner en sus ropas, en su cama o en su habitación. Si la persona a quien se le aplica no dijera la jaculatoria, el que le haya proporcionado el escapulario, puede decirla por el enfermo.Los prodigios que ha producido este escapulario atestiguan la bendición y el cumplimiento de la promesa de la Virgen a todos los que lo lleven y digan la jaculatoria: “ Hará grandes conversiones, particularmente para alcanzar la buena muerte a los pecadores y a los que no tienen fe”.
El Escapulario Verde no requiere ninguna fórmula particular de investidura sino solo la bendición de algún sacerdote católico. Se ruega las personas que reciban alguna gracia se sirvan comunicarla a las Hijas de San Vicente de Paul, Cochabamba 1426 Ciudad de Buenos Aires
miércoles, 11 de enero de 2012
HUGO WAST POR LOS SACERDOTES
CUANDO SE PIENSA ...
por Hugo Wast
por Hugo Wast
de Charles Gleyre (1806-1874). Cuando se piensa que ni la Santísima Virgen puede hacer lo que un sacerdote. Cuando se piensa que ni los ángeles ni los arcángeles, ni Miguel ni Gabriel ni Rafael, ni príncipe alguno de aquellos que vencieron a Lucifer pueden hacer lo que un sacerdote. Cuando se piensa que Nuestro Señor Jesucristo en la última Cena realizó un milagro más grande que la creación del Universo con todos sus esplendores y fue el convertir el pan y el vino en su Cuerpo y su Sangre para alimentar al mundo, y que este portento, ante el cual se arrodillan los ángeles y los hombres, puede repetirlo cada día un sacerdote. Cuando se piensa en el otro milagro que solamente un sacerdote puede realizar: perdonar los pecados y que lo que él ata en el fondo de su humilde confesionario, Dios obligado por su propia palabra, lo ata en el cielo, y lo que él desata, en el mismo instante lo desata Dios. Cuando se piensa que la humanidad se ha redimido y que el mundo subsiste porque hay hombres y mujeres que se alimentan cada día de ese Cuerpo y de esa Sangre redentora que sólo un sacerdote puede realizar. Cuando se piensa que el mundo moriría de la peor hambre si llegara a faltarle ese poquito de pan y ese poquito de vino. Cuando se piensa que eso puede ocurrir, porque están faltando las vocaciones sacerdotales; y que cuando eso ocurra se conmoverán los cielos y estallará la Tierra, como si la mano de Dios hubiera dejado de sostenerla; y las gentes gritarán de hambre y de angustia, y pedirán ese pan, y no habrá quien se los dé; y pedirán la absolución de sus culpas, y no habrá quien las absuelva, y morirán con los ojos abiertos por el mayor de los espantos. Cuando se piensa que un sacerdote hace más falta que un rey, más que un militar, más que un banquero, más que un médico, más que un maestro, porque él puede reemplazar a todos y ninguno puede reemplazarlo a él. Cuando se piensa que un sacerdote cuando celebra en el altar tiene una dignidad infinitamente mayor que un rey; y que no es ni un símbolo, ni siquiera un embajador de Cristo, sino que es Cristo mismo que está allí repitiendo el mayor milagro de Dios. Cuando se piensa todo esto, uno comprende la inmensa necesidad de fomentar las vocaciones sacerdotales. Uno comprende el afán con que en tiempos antiguos, cada familia ansiaba que de su seno brotase, como una vara de nardo, una vocación sacerdotal. Uno comprende el inmenso respeto que los pueblos tenían por los sacerdotes, lo que se refleja en las leyes. Uno comprende que el peor crimen que puede cometer alguien es impedir o desalentar una vocación. Uno comprende que provocar una apostasía es ser como Judas y vender a Cristo de nuevo. Uno comprende que si un padre o una madre obstruyen la vocación sacerdotal de un hijo, es como si renunciaran a un título de nobleza incomparable. Uno comprende que más que una Iglesia, y más que una escuela, y más que un hospital, es un seminario o un noviciado. Uno comprende que dar para construir o mantener un seminario o un noviciado es multiplicar los nacimientos del Redentor. Uno comprende que dar para costear los estudios de un joven seminarista o de un novicio, es allanar el camino por donde ha de llegar al altar un hombre que durante media hora, cada día, será mucho más que todas las dignidades de la tierra y que todos los santos del cielo, pues será Cristo mismo, sacrificando su Cuerpo y su Sangre, para alimentar al mundo.
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miércoles, 4 de enero de 2012
HUGO WAST UN N.N. DE LAS LETRAS ARGENTINAS
El domingo 10 de noviembre de 2002, concluyó la IV Exposición del Libro Católico en La Plata , a cuya inauguración asistió y habló el intendente de la capital bonaerense. Al promediar la feria los concejales platenses, en una reunión citada de urgencia aprobaron por unanimidad un decreto, al que dieron un inusitado despliegue periodístico, en el que “repudian” la exhibición en dicha Exposición del libro “El Kahal-Oro” de Hugo Wast, editado en 1935. Con tal motivo, el arzobispo de La Plata , monseñor Héctor Aguer, difundió una nota en la que, tras calificar al incidente de “pequeño alboroto municipal” y de “gaffe” a la actuación de los concejales, efectúa unas reflexiones al caso.
El domingo pasado culminó con éxito la IV Exposición del Libro Católico en La Plata. Cerca de veinticinco mil personas visitaron la muestra bibliográfica, contando entre ellas a cuatro mil quinientos escolares que, además de acercarse a la literatura destinada a su edad y condición para ejercitarse gozosamente en su uso, fueron protagonistas de diversas actividades culturales. El beneplácito general acompañó nuevamente a la edición ferial de este año, cuyo mérito no pudo ser amenguado por un pequeño alboroto municipal.
Los medios de comunicación, incluyendo algunos de orden nacional, se hicieron eco del repudio decretado por el Concejo Deliberante platense contra los novelas El Kahal y Oro, de Hugo Wast, expuestas junto a otras del mismo autor. No es la primera vez que la personalidad y la obra de Gustavo Martínez Zubiría –Hugo Wast es un anagrama de su nombre de pila– son objeto de impugnación. Para información de quienes no lo conocen recordemos que fue el más popular y difundido de los novelistas argentinos de su generación, miembro de número de la Academia Argentina de Letras y correspondiente de la Real Academia Española, director durante un cuarto de siglo de la Biblioteca Nacional , cuyo patrimonio logró triplicar, y fundador de su Hemeroteca; apuntemos también un rasgo que puede causar asombro: salió empobrecido de la función publica (O tempora, o mores!). Escribiendo en La Nación sobre la perennidad de Hugo Wast, decía en 1983 Martín Alberto Noel: “Tanto en su labor escrita como en su gestión de hombre de Estado, Martínez Zubiría volcó en favor de sus ideas y convicciones los bríos y la vehemencia de su honda fe religiosa. Algunos le reprocharon los desbordes de su prédica de polemista, las asperezas de su intransigencia. Cabe apuntar, en su defensa, que pertenecía a ese linaje de hombres ensalzados por Léon Bloy, en quienes la autenticidad del arrebato sin cálculos y la generosidad de la entrega a una causa justifican inclusive los circunstanciales errores. Porque, si incurrió en ellos, nunca cayó en cambio en ese pecado de tibieza, en esa ambigüedad e hibridez de conducta de ciertos oportunistas de todos los tiempos y lugares”.
Me permito sospechar que los “vecinos” denunciantes y los ediles que impusieron el sambenito de antisemita a El Kahal – Oro no pasaron del prólogo en su lectura del libro. Porque esta novela en dos tomos debe interpretarse; en realidad, como un elogio del auténtico judaísmo y expresa un conmovedor reconocimiento de la marca sagrada impresa por Dios en el pueblo que él eligió para preparar la aparición del Mesías y la redención de la humanidad. Ésta es la razón por la cual la obra, traducida a muchos idiomas, no pudo ser editada en la Alemania nazi: precisamente porque no profesaba el racismo antisemita. La versión alemana realizada por el Dr. J. Würschmidt debía ser impresa por la Holle & Co. Verlag, de Berlín; las tratativas demoraron varios años a causa de las objeciones interpuestas por las autoridades del Tercer Reich. En 1939 éstas comunicaron su veto inapelable argumentando que la novela ofrecía un enfoque religioso del pueblo judío, lo cual –según la ideología nazi– constituía una falsificación, ya que no contemplaba al judaísmo como una cuestión de raza.
Se podría pensar, entonces, con todo respeto, que en el reciente episodio platense se ha cometido una gaffe. Pero lo inquietante es imaginar hasta dónde puede llegar nuestro Concejo en el ejercicio de su celo de desaprobación. Se me ocurre, ante todo, esbozar una duda. ¿Qué pasaría si un “vecino” recorriera las librerías de la ciudad anotando cuidadosamente los títulos en los que se blasfema de Dios, se hace mofa de los dogmas católicos, se calumnia y ataca a la Iglesia , y reclamara luego una declaración de repudio? Hablo de libros solamente, por no mencionar el desfogue de resentimiento, de odio y hasta de injurias obscenas con que se afrenta hoy al sacerdocio y al catolicismo argentino en tantos programas de televisión. ¿Estaría dispuesto el Concejo a socorrernos, siquiera con un gesto de compasiva simpatía, ante la discriminación que padecemos?
Si se trata de mirar de reojo algunos libros, puede provocar el “profundo desagrado” del cuerpo municipal la difusión y venta de nuestras Biblias, ya que en varias páginas del Nuevo Testamento se recogen expresiones tremendas de Jesús y de San Pablo contra los judíos de entonces, que alguien puede estimar como ofensivas. Para citar sólo otros pocos ejemplos, y en un orden y nivel muy diverso del señalado por el Libro de los libros, habría que expurgar las Obras Completas de nuestro gran Sarmiento, para arrancar las páginas en las que se ataca ferozmente y desprecia a gauchos e indios, y Borges debiera ser cubierto con el baldón eterno de discriminador, porque no se cansaba de afirmar que el peor error de los Estados Unidos ha sido educar a los negros.
El repudio expresado por los ediles platenses, aunque no pretenda “empañar –así lo dicen– un evento tan significativo “como Exposición del Libro Católico, constituye, según mi parecer, un peligroso desliz. Utilizo este último sustantivo con parsimonia, en su acepción de desacierto, de indiscreción involuntaria.
Pero el peligro existe. Hace unos años, en 1996, la Policía Federal , en ejecución de una orden judicial, secuestró en una librería porteña varias novelas de Hugo Wast. El diario La Nación reaccionó condignamente ante aquel atropello, y en su página editorial razonaba así: “Prohibir la circulación de una obra literaria –aun cuando se invoquen, como en este caso, disposiciones legales dictadas en nombre de la convivencia democrática y social– significa resucitar una de las prácticas preferidas de los sistemas totalitarios y es consagrar la intolerancia cultural en una de sus peores y más oscuras manifestaciones. El secuestro fue ordenado como consecuencia de una denuncia por violación a la ley que prohíbe la discriminación racial. Asombra que la autoridad judicial haya podido incurrir en una equivocación tan grave. Lo que la ley prohíbe es la discriminación que se traduce en actos, no la que pueda surgir de la propuesta ideológica o doctrinaria formulada en una publicación escrita. De lo contrario, se trataría de una ley inaceptable y decididamente inconstitucional, pues ningún legislador puede dictar leyes que vulneren las libertades de pensamiento y de expresión, sin las cuales no es concebible una república respetuosa del pluralismo político y de los derechos individuales”. El diario La Prensa , por su parte, calificaba aquel hecho penoso como “una muestra de inmadurez de quienes propiciaron la medida [...] y del magistrado que la decretó [...] y [manifestación] de la vigente inmadurez de la sociedad argentina para vivir en una democracia superior”.
Para no dramatizar excesivamente esta cuartilla, la concluyo con una anécdota. Un amigo judío, con quien me une una antigua y afectuosa relación, enterado del pequeño traspié sufrido por la Exposición –ampliado en desmesura por algunos “medios”–, me llamó para divertirse a mis expensas con oportunas chanzas sobre el caso. Y, finalmente, poniéndose serio me dijo, comprensivo: “No te preocupes, han desencadenado una tormenta en un vaso de agua”. Sus palabras de cordura me sugirieron el título para esta nota.
Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata
Publicado en “El Día”, de La Plata , 12 de noviembre de 2002
y en libro“Desde el Areópago. Segunda Antología”, pág. 149, Ed¡t. Serviam, 2003.
La Plata, 3 de Noviembre A.D. 2011.
“AÑO DE LA VIDA ”
Sres. de la Comunidad Judía de La Plata
S/D-------------------------------------------
Nos dirigimos a Uds. en respuesta a su carta del 1º de Noviembre, Solemnidad de Todos los Santos, en la que nos solicitan “con carácter urgente que sea reemplazado el nombre del Gustavo Martínez Zuviría de la XIII Exposición del Libro Católico en La Plata ”. Y donde sostienen, también, que “la iniciativa de bautizar unas de las salas de exposición con el nombre de Gustavo Martínez Zuviría, es un hecho indignante y constituye una afrenta a todos aquellos que sostenemos ideales democráticos, practicamos el diálogo y luchamos contra los prejuicios”.
Para los católicos, el Bautismo es un excelso sacramento, de la iniciación cristiana; con el cual nos insertamos en el Misterio pascual de Jesucristo, nuestro Rey y Señor. Y, obviamente, lo pueden recibir sólo las personas. Por lo tanto, no se puede “bautizar” una sala u otro objeto; por más que, en el lenguaje corriente, esto sea común.
Nuestra Exposición del Libro Católico, desde sus comienzos, se dedica a rescatar del olvido y de la deliberada o encubierta censura, o del silencioso ostracismo, a diferentes plumas del pensamiento católico nacional; entre ellos, obviamente, Gustavo Martínez Zuviría. Nos anima, además de un acto de estricta justicia, el claro objetivo de “practicar el diálogo y luchar contra los prejuicios”.
Su nombre, por lo tanto, no será borrado de la Exposición. Y seguiremos difundiendo su obra; como la de tantos otros escritores y poetas desterrados de los planes oficiales de enseñanza, y del totalitarismo disfrazado de “pensamiento único” o “políticamente correcto”.
Sobre la acusación de “antisemita” hecha contra Hugo Wast, los remitimos a la nota “Tormenta en un vaso de agua”, escrita con motivo de la IV Exposición del Libro Católico, por Mons. Héctor Aguer, arzobispo de La Plata , el 12 de noviembre de 2002. Y los invitamos, igualmente, a concurrir a nuestra Exposición; para que puedan comprobar, personalmente, los ideales que nos animan.
Además, como miembros de la comunidad judía, conocedores de la difamación, queremos convocarlos a que nos ayuden a enfrentar la difamación anticatólica, que se extiende en nuestro país y en distintos países del mundo; con su consecuente ola de martirio y persecuciones.
Sin otro particular, los saludo a ustedes atentamente…
Manuel Outeda Blanco
Fundador y Presidente
Glorificamos sólo a Dios; y trabajamos por la cultura católica
Cuando creíamos superados los ataques contra la XIII Exposición del Libro Católico en La Plata , por llevar su Sala de Lectura y video el nombre de “Gustavo Martínez Zuviría” (Hugo Wast), escuchamos con asombro que se nos acusa de “glorificar al escritor antisemita Gustavo Martínez Zuviría”. Debemos volver a mostrarnos categóricos: no glorificamos personas, ni exaltamos el antisemitismo.
Los católicos sólo damos gloria a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Sólo a Dios corresponde todo honor y toda gloria. Y, como bien enseña San Ireneo de Lyon, “la gloria de Dios es que el hombre viva”. Por lo tanto, rechazamos enfáticamente la acusación de antisemitismo, y de cualquier otro cargo parecido, venga de donde viniese.
La novela “El Kahal – Oro”, de Martínez Zuviría, a la que se califica de “antisemita” –vale recordarlo- es protagonizada por personas judías, quienes al final de la misma se convierten al catolicismo. Fue prohibida bajo el nazismo, en Alemania. Y su autor, valientemente, en ningún momento accedió a cambiar el final de la obra; para adaptarlo a un régimen racista, pagano y naturalista, condenado por la encíclica Mit brennender Sorge (Con ardiente preocupación), del Papa Pío XI, en 1937.
A quienes buscan silenciar la divulgación de la obra de Hugo Wast e, indirectamente, de otros autores católicos; relegados al destierro, el ostracismo, la censura encubierta o deliberada, y hasta la decidida persecución, volvemos a remitirlos al artículo “Tormenta en un vaso de agua”, publicado por el Arzobispo de La Plata , Monseñor Héctor Aguer, en “El Día”, de La Plata , el 12 de noviembre de 2002; ante una polémica parecida, por la IV Exposición del Libro Católico en La Plata.
Trabajamos por la cultura católica, por la cultura de la vida, por el amor a la verdad y por los derechos humanos de todos, sin excepción; desde el seno materno, hasta la muerte natural. Invitamos, una vez más, a quienes buscan censurar la Exposición del Libro Católico, a que vengan a conocerla; para comprobar qué valores nos animan.
Y, en esta hora de violento anticristianismo, en la que cada cinco minutos es asesinado un cristiano en el mundo, a causa de su fe; según denunció recientemente el sociólogo Mássimo Introvigne, en la Conferencia sobre Diálogo Interreligioso de Budapest, volvemos a convocar, nuevamente, a los hermanos de otras religiones, a que alcen su voz y sumen sus esfuerzos para detener este genocidio. Y construir, junto con todos los hombres de buena voluntad, “la civilización de la verdad y del amor, para alabanza y gloria de Dios Creador, y amante de la vida” (cfr. Beato Juan Pablo II, encíclica El Evangelio de la Vida , 1995).
Manuel Outeda Blanco
Fundador y Presidente
¿Es lícito en la Argentina hablar de los judíos?
Señor Director:
Permítame que le comunique un episodio reciente, que quizá tenga interés para numerosos lectores.
En Argentina nos jactamos de gozar de una libertad de prensa tan amplia que, a veces, nos parece excesiva. Nos imaginamos que se puede escribir sobre todo, especialmente sobre los frailes, el Papa, la patria y Dios. Y cuando digo escribir sobre, quiero decir escribir contra. Y si alguien nos afirmara que esa maravillosa libertad es sólo aparente, y que hay un poder oculto que ejerce la más tiránica de las censuras, sin que el público lo advierta, no faltaría quien le replicase indignado: ¡Tal poder no existe¡
Y bien, yo acabo de sentir la presión de esa mano, que desde la sombra maneja algunas de nuestras libertades. Y voy a referir cómo.
Cierta importante empresa editó algunas novelas mías, y me asignó, como derechos de autor, determinado espacio en revistas de gran circulación, para anunciar mis libros.
Publicó algunos avisos de “El Kahal” y “Oro”, cuando de pronto, un grupo de anunciadores judíos le prohibió esa propaganda, so pena de boicot. Un aviso más que publicara significaría su ruina, por quel el 80% de la publicidad, base financiera de esos periódicos, proviene de empresas estrechamente solidarias y obedientes a las instrucciones del Kahal...
Ahora yo preguntaría a los hombres prudentes, que me acusan de provocar el peligro judío, con la misma ingenuidad con que el indio acusa al termómetro de provocar la fiebre, si sospechaban que el Kahal controlase hasta los avisos de nuestros periódicos.
Deseo dejar bien establecido que yo no discuto el derecho con que estos señores dan o retiran anuncios.
Me limito a preguntar a los escépticos y a los que suelen espantarse de cuatro frailes congregados en un convento ridículamente pobre, sin no los inquieta un poco más el saber que existe en nuestro joven país, una organización secreta y extraña a la tradición argentina, verdadera peña de magnates, señores de las finanzas y más que todo, dueños de orientar o de extraviar la opinión pública, por el control que ejercitan sobre los periódicos y hasta sobre los cinematógrafos y las agencias de noticias.
Si para cortar la publicación de un simple anuncio, este poder ejerce tan irresistible presión, que no hará para impedir que aparezca una noticia o que se escriba un editorial, o para desencadenar una campaña de prensa que favorezca sus planes o negocios.
El Kahal es omnipotente por sus recursos y por la ciega disciplina de los factores humanos que maneja.
En los famosos “Protocolos de los Sabios de Sión” se dispone lo siguiente: “El que quiera atacarnos con su pluma no encontrará editor” (Sesión 12).
Los mismos que sostienen con palabras la falsedad de los “Protocolos”, cada día con hechos nos prueban su verdad.
Una violenta campaña de pasquines ruge en torno de mi nombre. Me atacan con las armas habituales: la intriga y la calumnia, y me atacarían mucho más, si no temiesen dar enorme resonancia al libro que quisieran aniquilar.
Aquí todos (sin ninguna excepción) podemos hablar de todo (con una sola excepción). Podemos hablar de los alemanes y de los españoles; de los jesuitas y de los musulmanes, podemos blasfemar de Dios y negar a la patria, porque eso es ser librepensador.
Yo tenía delante de mí ese inmenso campo, para cubrirlo de tinta y de bilis. Y no lo hice. En cambio quise tratar en un libro, sin injurias y sólo con citas de grandes autores judíos, para que fuesen testimonio irrecusable, de la peligrosa política del Kahal, y eso no es lícito. Nuestra Constitución lo permite, pero el Kahal lo prohíbe.
Y aunque la inmensa mayoría del país esté conmigo, y repita en vos baja, lo que yo he dicho sin reservas, seré perseguido –según me anuncian-, hasta la quinta generación.
No me inquieta. Soy argentino y estoy en mi patria, en esta sagrada tierra sobre la cual se fijaron hace 40 años los ojos inteligentes de Teodoro Herzl, el gran judío, que lanzó la idea de restaurar su nación y entrevió en la nuestra la futura Palestina (L’Etat Juif, Pág. 94).
Por poderosos que sean los recursos del Kahal y hábiles sus intrigas, no temo que lleguen a hacerme extranjero en mi patria.
Ellos tienen centenares de millones. La lluvia y el sol argentinos están en sus manos. Yo no tengo nada. He labrado materialmente la tierra, he dado a mi país trece hijos, he escrito treinta libros, traducidos a casi todos los idiomas europeos, inclusive al ruso, y me he negado a retirar el último, que ha aparecido en buena hora.
Creo haber cumplido con mi deber.
Agradezco al señor Director la atención que se ha dignado prestarme y lo saludo atentamente.
Hugo Wast
Dr. Gustavo Martínez Zuviría
Buenos Aires, Agosto de 1935.