miércoles, 5 de junio de 2013

EL PAPA ESBOZADO POR SU CONFESOR

El papa Francisco en una visión de su confesor
Hurlingham (Buenos Aires), 4 Jun 2013 (AICA): A través de un portal croata se conoció en Buenos Aires una carta que el sacerdote franciscano Fray Berislao Ostojic OFM, confesor en la Argentina del cardenal Jorge Mario Bergoglio, envió a su hermano Mario Marcos, nacido en la Argentina pero que actualmente vive en Zagreb, Croacia. En la misiva el sacerdote ofrece una visión particular del papa Francisco.

Entre otras cosas, fray Berislao dice que los medios de comunicación del mundo “cantan loas al nuevo Papa”, sin embargo recomienda “evitar la telaraña de entusiasmos ingenuos”, ya que “la experiencia nos enseña que, con frecuencia, quienes hoy exaltan, mañana, por razones ideológicas, de buenas a primeras se ubican en la vereda opuesta”. Y agrega: “Basta pensar qué sucederá cuando el Santo Padre reafirme el valor de toda vida humana y pronuncie un claro NO al aborto, y qué se dirá cuando ratifique el matrimonio entre un varón y una mujer”, y muchas otras cuestiones sensibles. Entonces “muchos entusiastas superficiales cambiarán de vereda, y le harán sentir el peso de la cruz que no se negocia en desmedro de la verdad del Evangelio”.

En otro párrafo se refiere a su permanente pedido: “Rece por mí” y recuerda que hace poco pidió “Recen por mí, para que no me la crea”. En esta sencilla petición, dice el padre Ostojic , “se contiene su concepto de la autoridad, que es servicio. Y como tiene los pies sobre la tierra y no vive de ilusiones, sabe muy bien que el tentador no duerme y que los tesoros de gracia se llevan en vasos de barro. Esto es puro realismo humano y espiritual”.

Al plantearse de dónde le viene “la audacia de los gestos, la alegría del servicio”, el fraile franciscano explica: “Desde mi percepción personal la cosa me parece clara. La columna vertebral, desde la que se articulan los gestos y las palabras, hay que buscarla y se la reconoce en su actitud orante, en la capacidad de estar frente al Sagrario y abrevar en la intimidad con Cristo las riquezas con las que Jesús llena los corazones que se le abren para que los ilumine y los fortalezca”, y relata que en la homilía que Bergoglio pronunció en la consagración del obispo de Azul, monseñor Salaberry, jesuita, al referirse a las dificultades que se presentarían en la vida de obispo, “cuando todo parece oscuro”, lo exhortaba: “Entonces, aprendé a pelarte las rodillas ante el Sagrario. Él, Jesús, jamás defrauda”.

Texto de la carta enviada a su hermano el 25 de abril de 2013
Querido hermano, ¡Paz y bien! Te escribo para compartir con vos la profunda alegría del don que el Señor le hizo a esta tierra que te vio nacer y que en el papa Francisco, desde que yo lo conozco, tiene a un hijo suyo capaz de abrir corazones, tender puentes y estrechar manos sin hacer acepciones espurias. Nada de lo que yo pueda escribirte se inscribe en el afán por novedades coyunturales.

En los primeros gestos y palabras del nuevo Obispo de Roma, tanto quienes llenaban la plaza de San Pedro como quienes seguían el acontecimiento por los medios de comunicación, pudimos ver, apreciar y también gustar el mensaje de un hombre sencillo y entregado al querer de Dios.

Creo que la presentación del papa Francisco muestra que vive profundamente enraizado en ese Jesús que, como a Pedro, le habrá susurrado en lo más íntimo aquella pregunta “¿Me amas?”. Y la respuesta no se hizo esperar y todos pudimos percibirlo.

En el libro de los Hechos de los Apóstoles tenemos una pista por comprender: “En mi primer libro, querido Teófilo, me referí a todo lo que Jesús hizo y enseñó, desde…” (Hechos 1,1).

El orden de los verbos, hacer y enseñar, no es casual, es más bien profundamente significativo. Hasta la sabiduría popular hace dos referencias a ese orden en dos frases: “a las palabras se las lleva el viento, los ejemplos convencen” y “obras son amores, no buenas razones”.

Esta sencilla y descarnada introducción permite valorar la importancia de los gestos con los que el papa Francisco sella y autentica la genuina raíz evangélica de sus palabras.

Quienes hemos tenido algún trato y cercanía con quien hasta hace poco era arzobispo de Buenos Aires, y en tantas ocasiones hemos escuchado y nos hemos servido de sus homilías, no nos vimos demasiado sorprendidos por los gestos y tampoco por su estilo llano, cordial y al mismo tiempo incisivo.

Es su manera de hablarle al corazón de la gente, sin distinciones espurias.

Es natural que muchos se pregunten por la raíz o por la columna vertebral de este estilo que tanto cautiva, no solo a quienes están en la Plaza de San Pedro, sino también a cuantos están siguiéndolo en los más variados rincones del mundo.

Las opiniones abundarán. Los mismos medios de comunicación sencillos, como los periódicos y revistas, o los más sofisticados, cantan loas al nuevo Papa y dicen tantas cosas interesantes.

Sin embargo, aun cuando cabe apreciar la misión de los medios, también habrá que evitar la telaraña de entusiasmos ingenuos.

La experiencia nos enseña que, con frecuencia, quienes hoy exaltan, mañana, por razones ideológicas, de buenas a primeras se ubican en la vereda opuesta.

Basta pensar: ¿Qué sucederá cuando el Santo Padre reafirme el valor de toda vida humana y pronuncie un claro NO al aborto? ¿Qué se dirá cuando ratifique el matrimonio entre un varón y una mujer? Y muchas otras preguntas sensibles.

Entonces muchos entusiastas superficiales cambiarán de vereda, y le harán sentir el peso de la cruz que no se negocia en desmedro de la verdad del Evangelio.

Estoy profundamente convencido de que el papa Francisco vive con sereno gozo las alegrías y que sabrá llevar la cruz. Y desde ella invitar a la esperanza que no defrauda.

Quienes por algún motivo entran en contacto con él escucharán de sus labios este pedido: “Rece por mí”.

También ya como Papa hace poquito pidió: “Recen por mí, para que no me la crea”. En esta sencilla petición se contiene su concepto de la autoridad, que es servicio. Y como tiene los pies sobre la tierra y no vive de ilusiones, sabe muy bien que el tentador no duerme y que los tesoros de gracia se llevan en vasos de barro. Esto es puro realismo humano y espiritual.

Vuelvo a la pregunta, a mi entender fundamental para entender cuanto hace y dice el Papa: ¿De dónde le viene la audacia de los gestos, la alegría del servicio?

Desde mi percepción personal la cosa me parece clara. La columna vertebral desde la que se articulan los gestos y las palabras, hay que buscarla y se la reconoce en su actitud orante, en la capacidad de estar frente al Sagrario y abrevar en la intimidad con Cristo, las riquezas con las que Jesús llena los corazones que se le abren para que los ilumine y los fortalezca.

Recuerdo que en la ordenación episcopal del obispo de Azul, Mons. Salaberry , también jesuita, en la homilía, refiriéndose a las dificultades, cuando todo parece oscuro, Bergoglio lo exhortaba: “Entonces, aprendé a pelarte las rodillas ante el Sagrario. Él, Jesús, jamás defrauda”.

La sencillez en el trato, la apertura del corazón, el entusiasmo por llevar el Evangelio a todos, el amor y la ternura por los más débiles, no son riquezas que caen del cielo, se adquieren en la intimidad con Jesús, el único Maestro.

El gesto de pedir que oren por él para que, antes de bendecir él mismo al pueblo, éste implore la bendición para el pastor, no se improvisa. La fuerza del gesto se percibió en el silencio orante que unió, en Cristo, el corazón de los fieles y el del Pastor. Todos pudimos palpar la fecundidad de sabernos miembros vivos de la Iglesia.

Esto de pedir “rece y recen por mí” se da cada vez que despide a alguno con quien se encontró por alguna razón.

Otro gesto que, para mí, lo pinta de cuerpo entero, es su visita a los presos el día Jueves Santo. Así manifestó que su cercanía a los pobres, que aquí en Buenos Aires fue parte viva de sus preocupaciones pastorales, se mantendrá también en Roma.

Claro, como obispo de Roma, todo lo que haga y diga tiene más repercusión por razones fáciles de entender.

Le es muy caro, y lo manifestará con insistencia, el tema de la ternura y de la misericordia de Dios.

Habrá, sin ninguna duda, muchas más expresiones semejantes a las que todos conocemos. “Dios no se cansa nunca de perdonar, pero nosotros nos cansamos a veces de pedir perdón”.

Este es el papa Francisco que yo conozco. Estoy seguro de que, aún cuando sus nuevas y más amplias obligaciones le impongan cambios en algunas formas, en lo esencial seguirá siendo el mismo.

Él es un enamorado de Cristo y en Cristo ama a todos los hombres. Cuando ya no ocupe las primeras páginas de los periódicos, él seguirá dando testimonio creíble y coherente de Jesús.

Nos toca a nosotros orar por él, ser fieles a su Magisterio y, dentro de nuestras posibilidades, colaborar en llevar la semilla del Evangelio al mundo de hoy.

Cada uno de nosotros cabe en algún lugarcito del corazón del papa Francisco. Que él también tenga, junto con Jesús, un lugarcito en nuestros corazones.

Si eligió el nombre de Francisco, para decirlo con una expresión simple, es porque sin dejar de ser un auténtico jesuita, tiene un corazón franciscano.

El Espíritu Santo lo guiará y nuestras oraciones lo sostendrán en su misión de Padre y de Pastor.

Espero no haberte cansado. Que el Señor te bendiga y la Virgen te proteja. Paz y Bien. Te saludo con afecto. Fra Berislav Ostojic.

Hurligham (Buenos Aires), 25 de abril de 2013.

Quién es Fray Berislao Ostojic OFM
El padre Berislao (Berislav) Ostojic, tiene 66 años. Nació en Rablen, Austria, el 21 de diciembre de 1946. Un hermano suyo, Jordán, también franciscano como él, tiene 67 años. Nació exactamente un año antes en Andorf, Austria, el 8 de diciembre de 1945.

Ambos fueron ordenados sacerdotes en la Orden Franciscana de los Hermanos Menores el 19 de mayo de 1971, en Modena, Italia, por monseñor Artemio Pratti, obispo de Carpi, Italia.

Pertenecen a la provincia franciscana San Jerónimo en Dalmacia (Franciscanos Croatas) y residen en el convento franciscano de la localidad de Hurlingham, en el conurbano bonaerense.

Otro hermano, Antonio, perteneciente a la congregación de los Hermanos Maristas de la Enseñanza , también nació en Austria.

“Nuestros padres, Ludovico y Matilde, son croatas -relató a AICA fray Berislao- y nosotros tres nacimos en Austria porque nuestros padres tuvieron que huir de Croacia apenas terminada la Segunda Guerra Mundial a causa de la sangrienta persecución desatada por el régimen comunista del mariscal Tito. De hecho en esa persecución sangrienta fueron vilmente asesinados dos tíos nuestros, varios parientes y muchos amigos. Llegamos a la Argentina el 31 de enero de 1949. Y aquí nacieron nuestros otros 7 hermanos: María del Carmen, José Hrvoje, Francisco, Estanislao, Ángela Teresa, Mario Marcos y Adriana Verónica. Así que somos 10 vivos, más 2 que murieron de pequeños: Ratimir y Juan Bautista”.

Los Misioneros Franciscanos Croatas están en la Argentina desde el año 1929. Su presencia fue solicitada al arzobispado de Zagreb (Croacia) por el entonces arzobispo de Buenos Aires, Fray José María Bottaro, franciscano, y el único que respondió a esa solicitud fue el Superior de la Provincia Franciscana de San Jerónimo en Dalmacia, quien en el año 1929 mandó a su primer misionero, el padre fray Leonardo Ruskovic OFM.

La sede del Delegado Provincial, el padre Fray José Peranic OFM, está en el Convento Beato Luis Stepinac , obispo y mártir (avenida Pedro Díaz 2000, Húrlingham, provincia de Buenos Aires, teléfono: (011) 4662-5500), donde también viven los hermanos Berislao y Jordán Ostojic.

Los Padres Franciscanos Croatas tienen otras seis casas en la Argentina : las parroquias Santo Cristo, en José Ingenieros, y Nuestra Señora del Carmen, en Ituzaingó, ambas en el Gran Buenos Aires, y Sagrado Corazón de Jesús, en Puerto Libertad, provincia de Misiones. El Instituto Cardenal Stepinac, en Hurlingham, y los Centros Católicos Croatas San Nicolás Tavelic, en la ciudad de Buenos Aires, y San Leopoldo Mandic, en San Justo, Gran Buenos Aires.+